10/08/2016
Diario de Viaje por Pilar Campoy
Día de mi debut olímpico, wow qué locura. Me sentía tranquila, con confianza, con ganas de jugar. Tenía buenos presentimientos para este partido. El equipo está muy bien. Estados Unidos es un rival molesto para Argentina, pero íbamos a dejar todo. No estaba nerviosa sino que ansiosa porque llegue el momento de entrar a la cancha y cantar el himno. Hicimos aflojada a la mañana, almorzamos, descansamos, tuvimos charla técnica y salimos para el partido.
¿Qué sentí? No pude cantar ni una estrofa del himno, estaba muy emocionada, se me hizo un nudo en la garganta y no puedo explicar lo que viví en palabras. Fue un momento único e inigualable. El estadio estaba lleno de argentinos apoyándonos. Caímos frente a Estados Unidos por 2-1, pero sabemos que el equipo está muy bien y con calma, porque esto recién empieza.
Al día siguiente -ya el séptimo en la Villa olímpica- entrenamos pensando en mejorar las cosas que hicimos mal ante Estados Unidos y con la cabeza puesta en Japón. Aprovechamos para descansar, ir al salón de juegos y mirar por la tele a algunos deportistas de Argentina, bancando a los distintos seleccionados que jugaban ese día.
El día del partido ante Japón tuve lindas sensaciones, otros presentimientos. Un poco más frescas, más relajadas. Había pasado el debut y era el día para soltarse, disfrutar y jugar en equipo. Estábamos con confianza y con ganas de tener una revancha ante nosotras mismas. Aflojamos a la mañana, almorzamos, descansamos, charla técnica y salimos para el Estadio.
El partido se disfrutó mucho, la gente y las tribunas estaban a pleno. Éramos locales, no pararon ni un segundo de alentar y jugamos como teníamos que jugar; disfrutamos cada momento y así llegó el resultado positivo. Fue un placer haber jugado con tanto aliento del público.
Pilar Campoy
@Pilu_Campy