29/09/2010
El 29 de septiembre de 2000, las chicas dirigidas por Sergio Vigil ganaron la medalla plateada en los Juegos de Sydney y con el logro marcaron un antes y un después en la historia del derporte argentino.
El 29 de septiembre de 2000, las chicas dirigidas por Sergio Vigil ganaron la medalla plateada en los Juegos de Sydney y con el logro marcaron un antes y un después en la historia del derporte argentino.
Que el hockey se convertiría en el deporte en equipo más ganador en la historia nacional, que generarían un notable incremento de jugadoras en todo el país y mucho menos que diez años después sus sucesoras ganarían en Rosario la segunda Copa del Mundo con un estadio colmado por 12 mil almas seguramente fueron cosas que ninguno de los integrantes de aquel plantel que fue en busca del sueño olímpico a Sydney jamás imaginó que podrían pasar cuando colgaron en sus cuellos aquella medalla plateada el 29 de septiembre de 2000.
Aquel día marcó a fuego en hockey nacional. Aquel día, en base a un espíritu amateur de lucha y entrega, aquellas deportistas terminaron por consolidar el nacimiento de una nueva leyenda mundial, la leyenda de Las Leonas.
Los giros de la primera fase
A las 8.30 de la mañana de 15 de septiembre, las dirigidas por Vigil fueron el primer deporte en conjunto nacional en debutar en los Juegos Olímpicos de Sydney. Y el resultado fue positivo: victoria por 3 a 2 sobre Corea del Sur.
Jugando casi todo el tiempo en defensa, la selección nacional empezó con el buen pie marcando el primer tanto a los 9 minutos. Masotta colocó un imparable tiro, pero las coreanas doblegaron rápidamente a una Selección que jugó escondida en el fondo de su campo, agazapada para el contraataque. Al final del primer tiempo Corea ganaba por dos a uno. En el segundo la Argentina abrió el juego y se impuso en el marcador con dos tantos: a los 44 minutos Aymar consiguió el empate y a los 64 Rimoldi puso el triunfo del lado argentino, se pudo leer en Página/12 al día siguiente.
Con tres puntos en su haber, las argentinas esperaron por las británicas a quienes vencieron por primera vez en la historia de los Juegos. La Nación narró: Jugaron mucho mejor que frente a las coreanas. Se advirtió desde el arranque. Con más feeling para el traslado de la bocha. No sólo era Aymar la que ensayaba uno y otro dribbling para quebrar a las inglesas por abajo, donde más les duele. Lo mismo hacía Oneto, de notable repunte, con la generosidad que se le conoce y movilizando a sus compañeras al pressing. Y también Masotta. Rimoldi (otra que levantó mucho) y Stepnik. Pudieron liquidar el partido en el primer tiempo, con tres o cuatro ocasiones muy largas. Sólo sellaron una entrada de Aicega por izquierda, media vuelta de Oneto -una de sus jugadas preferidas-, rebote, y Masotta que apareció para convertir su segundo gol en Sydney 2000 (iban 13 minutos).
Pasadas dos jornadas, las expectativas se iban cumpliendo para el plantel nacional, pero la historia comenzó a mutar cuando tuvieron que enfrentar al campeón olímpico y mundial, Australia, contra quienes perdieron 3 a 1.
Sobre esta tercera fecha, Clarín destacó puntos que marcaron la diferencia en el juego.
La presión. A partir de los 10 minutos del primer tiempo y casi hasta el final del partido, el despliegue de Australia en la cancha fue infernal. Las locales marcaron el ritmo siempre y a partir de esa presión cosntruyeron su juego agresivo.
El poder ofensivo. A diferencia de la mayoría de los equipos que prefieren el sector derecho como casi exclusiva vía de ataque, Australia lleva peligro al círculo adversario con la misma facilidad tanto por un costado como por el otro. Esto le permitió tener mayores variantes ofensivas y además mantener a ambas marcadores laterales contrarias atadas a funciones defensivas. Como si todo esto fuera poco, el seleccionado dirigido por Ric Charlesworth -el mejor técnico del mundo- soltó no menos de ocho jugadoras en ataque cuando ante Argentina tuvo la posesión asegurada.
Desequilibrio individual. Las australianas son chicas capaces de romper cualquier defensa. Pero ante Argentina, esa función la cumplieron a la perfección Nikki Hudson por los laterales y la notable Ayson Annan por el centro. Del otro lado no hubo respuestas en ese sentido.
Y cuando intentaron reponerse del golpe propinado por las oceánicas y previo al inicio del último juego del grupo, el plantel argentino -que contaba con seis unidades- se enteró que a la segunda fase sólo se arrastraban los puntos sumados ante los otros dos conjuntos clasificados. De alguna manera, la noticia impactó en las jugadoras, quienes en los 70 minutos frente a las españolas no consiguieron mantener el rendimiento demostrado en partidos anteriores y perdieron por 1 a 0. ?No lo interpretamos correctamente. Ahora todo es más difícil, pero tengo mucha confianza en las chicas. No perdimos contra España por esto, sino porque el partido no se nos dio?, le dijo a los medios Vigil. No quedaba tiempo para lamenta errores o malas interpretaciones del reglamento, puesto que Argentina tenía tres compromisos por delante en la segunda fase y, al contar con cero unidades, debían ganar todos sus juegos para aspiraban a la pelea por una medalla.
Las Leonas salen a la cancha
Ante la situación adversa, las argentinas sacaron a la luz el secreto mejor guardado. ?Vamos a usar esas camisetas que tenemos guardadas. Las de Las Leonas. Y vamos a ganar los nueve puntos. Podemos hacerlo?, le dijo al grupo la capitana Karina Masotta.
La historia había comenzado antes del viaje, cuando la psicóloga Nelly Giscafre reunió a Karina Masotta, Magdalena Aicega y Vanina Oneto para preguntarles con qué animal se identificaban. Las tres coincidieron: con una leona. La capitana se encargó después de consultar al resto del equipo y todas estuvieron de acuerdo: Serían Las Leonas. Desde entonces lo habían mantenido en la intimidad del plantel. No querían darlo a conocer hasta que llegara el momento propicio. Y ese momento había llegado. Ahora más que nunca necesitarían toda la garra para pelear por un lugar en el podio olímpico*.
Con todo el amor propio y la conciencia de que no había margen para el error, las argentinas vistieron por primera vez frente a Holanda la camiseta con el dibujo de una leona estampado en el pecho (realizado por Inés Arrondo). Aquel era un juego de camisetas que había sido regalado por el cuerpo técnico en una gira previa al torneo.
Contra las europeas, Las Leonas sumaron sus primeros tres puntos al vencer por 3 a 1. ?Fue de lo mejor en defensa, teníamos que ganar sí o sí. Pero esta actuación no marcó el techo del equipo. El grupo está bien, nunca se resquebrajó por ese problema con el reglamento. Si creo que nos habíamos olvidado de que esto era un juego. Y contra Holanda nos dedicamos a jugar?, señaló luego del juego Magui Aicega. ?Yo no sé si fue mi mejor partido ni el más importante. Sí sé que este partido me permitió recuperar el optimismo. Como no soy titular, necesitaba un partido así para ganar confianza. Ahora lo único que espero es seguir haciendo goles?, agregó la joven Soledad García.
Pero aún restaban dos desafíos más: China y Nueva Zelanda. Ante las asiáticas, nuevamente aparecieron los dos jovenes talentos del interior: Aymar y García, quienes marcaron para dar ese paso que las acercó al podio y que transformó en una realidad la chance de pelear por una medalla.
En la última jornada debían vencer a las oceánicas para definir el oro contra Australia y así lo hicieron. Con cuatro tantos de Oneto, dos de Rognoni y uno de Masotta, Las Leonas consiguieron lo que nunca antes un combinado nacional había logrado en la disciplina: asegurarse una medalla olímpica, un objetivo que varias veces se había negado en las anteriores ediciones.
En la definición, aquel 29 de septiembre de 2000 Argentina se enfrentó, al igual que en la fase de grupos, a un combinado superior y fue derrotado con claridad por 3 a 1. Pero el dolor por la derrota sólo duró algunos minutos. Aquellas jugadoras eran conscientes del sacrificio que habían hecho por alcanzar aquel segundo puesto y sabían que había mucho por festejar. Porque no habían perdido la medalla dorada, sino que habían ganado la plateada.
Aquella noche en Sydney, las dirigidas por Sergio Vigil terminaron de demostrar con creces que eran dignas de ser llamadas Las Leonas. Aquella noche en Sydney se registró el big bang del hockey argentino.
El plantel completo: Magdalena Aicega, Mariela Antoniska, Inés Arrondo, Luciana Aymar, María Paz Ferrari, Anabel Gambero, Soledad García, María de la Paz Hernández, Laura Maiztegui, Mercedes Margalot, Karina Masotta, Vanina Oneto, Jorgelina Rimoldi, Cecilia Rognoni, Ayelén Stepnik, Paola Vukojicic. Entrenador: Sergio Vigil; Asistente: Gabriel Minadeo; PF: Luis Barrionuevo; Jefa de equipo: Claudia Medici.
Campaña Sydney 2000
1° Fase - Grupo B
Argentina 3-2 Corea del Sur
Argentina 1-0 Gran Bretaña
Argentina 1-3 Australia
Argentina 0-1 España
2° Fase
Argentina 3-1 Holanda
Argentina 2-1 China
Argentina 7-1 Nueva Zelanda
Final
Argentina 1-3 Australia
Fuentes de consulta: Diarios Clarín, La Nación, Página/12 y revista El Gráfico de la época.
*Libro Leonas, la generación dorada del hockey femenino (Juan Carlos Darthés)
Agradecimientos: Archivo TEA y DeporTEA y archivo del diario Página/12.